LA VIDA DE SAN FRANCISCO DE SALES

 

Los años convulsionados en Francia, después de la Reforma Protestante, formaron el fondo de la vida de Francisco de Sales. Nació el 21 de agosto de 1567 de una familia noble, en el reino de Saboya, situado entre Francia, Italia y Suiza.-- Estudió en el Colegio de Clermont de los Jesuitas, en París, y en la Universidad de Padua, donde se doctoró en Derecho Canónico y Civil.

 

Siendo estudiante en París, tuvo que atravesar la tempestad de una severa crisis espiritual, al sufrir la tentación de desesperación respecto a la predestinación.

 

Para su papá, fue una gran decepción que Francisco no aceptara una carrera espléndida en el mundo, sino que prefiriera el sacerdocio. Después de la ordenación, su  obispo lo envió como joven misionero a Chablais, región de Saboya, por cuatro años. Allá adquirió una gran fama por sus folletos en defensa de la fe pero también apenas escapó de un atentado contra su vida. Sus escritos de esa época fueron publicados con el título de Controversias y la Defensa del Estandarte de la Santa Cruz. Al finalizar su apostolado de misionero, había persuadido aproximadamente a 72.000 Calvinistas para que volvieran a la Iglesia Católica.

 

Fue consagrado obispo de Ginebra en 1602, pero residía en Annecy (ahora ubicada en Francia), ya que Ginebra estaba bajo el dominio de los Calvinistas y, por lo tanto, cerrada para él. Su diócesis se volvió muy conocida en Europa a causa de su eficiente organización, de su celoso clero y de sus laicos bien esclarecidos -- realización monumental en aquella época. Su fama como director espiritual y escritor aumentaba. Lo convencieron  para que reuniese, organizase y difundiese sus muchas cartas sobre asuntos espirituales y las publicase. Es lo que hizo en 1609,  con el título de Introducción a la  Vida Devota. Esta se volvió su obra más famosa y, todavía hoy, se considera una obra clásica que se encuentra en las librerías del mundo entero. Pero su proyecto esencial fue escribir El Tratado del Amor de Dios, fruto de años de oración y de trabajo. Éste también continúa siendo publicado en la actualidad. Quería escribir además una obra paralela al Tratado, o sea, sobre el Amor al Prójimo, pero su muerte el 28 de diciembre de 1622, a los 55 años de edad, frustró este proyecto. Además de las obras arriba mencionadas, sus cartas, predicaciones y coloquios ocupan cerca de 30 volúmenes. El valor permanente y la popularidad de sus escritos llevó a la Iglesia a concederle el título de Patrono de Escritores y Periodistas Católicos.

 

Francisco aceptó en su casa a un joven con dificuldad de audición y creó un lenguage de símbolos para posibilitar la comunicación. Esa obra de caridad condujo a la Iglesia a darle otro título, o sea, el de Patrono de los de Difícil Audición.

 

Junto a  Santa Francisca de Chantal  fundó la Orden religiosa de las Hijas de la Visitación de Santa María, conocidas por la simplicidad de su regla y tradiciones y por su apertura especial a las viudas.  Fue a través de la perseverante insistencia de una de estas hermanas, unos 250 años más tarde, la Madre María de Sales Chappuis, que un sacerdote de Troyes, en Francia, Luis Brisson, fundó a los Oblatos de San Francisco de Sales, una comunidad de sacerdotes y hermanos, dedicados a  la vivencia  y divulgación del espíritu y de las enseñanzas de San Francisco de Sales. Padre Brisson fundó también una comunidad de Hermanas con el mismo nombre, las Oblatas de San Francisco de Sales.

 


El espíritu y la fama de Francisco y la influencia de sus escritos se extendieron rápidamente después de su muerte. En 1665 la Iglesia lo declaró santo y le dio el título excepcional de Doctor de la Iglesia en 1867 - un título otorgado sólo a unos 30 santos en la historia ---que son famosos por sus escritos. Se celebra su fiesta el día 24 de enero.

 

A diferencia de muchos santos C cuyas vidas, repletas de acontecimientos maravillosos, parecen estar fuera del alcance de cristianos comunes C la vida de Francisco de Sales no presenta nada de extraordinario. Sus ideales de moderación y caridad, de gentileza y humildad, de alegría y entrega a la voluntad de Dios son expresados con una sensatez que anima a los débiles y alimenta a los fuertes, ocasionándole la reputación de “el Santo Caballero”.

 

Para conmemorar el cuarto centenario de su nacimiento, el Papa Paulo VI escribió una Carta Apostólica, en 1967, en la cual destacó la conveniente actualidad de Francisco de Sales para nuestra época moderna. Él escribe: ANinguno de los Doctores de la Iglesia, más que San Francisco de Sales preparó las deliberaciones y decisiones del Concílio Vaticano II  con una visión tan perspicaz y progresista. Él ofrece su contribución por el ejemplo de su vida, por la riqueza de su verdadera y sólida doctrina, por el hecho que él abrió y reforzó las sendas de la perfección cristiana para todos los estados y condiciones de vida. Proponemos que esas tres cosas sean imitadas, acogidas y seguidas.@

 

Si quiere obtener más información sobre San Francisco de Sales, entre en contacto con Padre Fernando Guayasamín, O.S.F.S., Orientador Vocacional de los Oblatos de San Francisco de Sales,

 

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Padre Carlos Borba, OSFS, Promotor Vocacional de los Oblatos de San Francisco de Sales,

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EL ESPÍRITU DE SAN FRANCISCO DE SALES

 

(extraído de sus escritos)

 

No esperes con miedo las alteraciones y más alteraciones de esta vida; más bien enfréntalas con la firme esperanza de que, cuando surjan, Dios, cuya criatura eres tú, te librará de ellas.

 

Sólo confía en Él y Él continuará conduciéndote seguramente a través de todo. Donde no puedas caminar, El te cargará en los brazos.

 

No te preocupes por lo que pueda ocurrir mañana; el mismo Padre eterno que cuida de ti hoy, se encargará de ti mañana y todos los días. Te protegerá del sufrimiento, o te dará la fuerza infalible para suportarlo.

 

Quédate, pues, en paz, y aleja todos los pensamientos de angustia.

 

Anímate y transforma los problemas en materia para tu progreso y madurez.

 

Piensa muchas veces en Nuestro Señor, pues Él te ayudará a soportar tus problemas. Sólo acordándote de que tienes tal amigo, todos ellos serán  incapaces de conmoverte,

 

Hazlo todo con calma y en paz. Realiza cuánto puedas, hazlo tan bien como seas capaz.

 

Procura ver a Dios en todas las cosas sin excepción, y disponte a  hacer su  voluntad con alegría. Hazlo todo para Dios, uniéndote con Él por palabras y obras.

 

Camina muy simplemente con la Cruz del Señor y ten paz contigo mismo. Pasarás por toda tormenta con seguridad, mientras tu confianza se fije en Dios.

 

No pierdas tu paz interior por nada, aún si todo tu mundo parece venirse abajo. Si te das cuenta que te alejaste de la protección de Dios, conduce tu corazón de vuelta a Él tranquila y simplemente.

 

Haz todas las cosas en nombre de Dios y lo harás todo bien. Ya comas o bebas, trabajes o descanses, ganarás mucho a los ojos de Dios, al hacer todas esas cosas como Él quiere que sean hechas.

 

Acontezca  lo que sea, no te desanimes; asegúrate firmemente en Dios, mantente en paz, con confianza en su amor eterno por ti.

 

 

 

 

Una Santidad Práctica

 

La Espiritualidad Salesiana para Hoy

 

 

Una introducción general a la Espiritualidad Salesiana

 

"Donde quiera que estemos, podemos y tenemos que aspirar a una vida perfecta." Así escribió Francisco de Sales (1567-1622), obispo y doctor de la Iglesia, hace casi 400 años en su clásica obra espiritual: La Introducción  a la Vida Devota. Escribiendo primeramente para los laicos, Francisco enfatizó que Dios llama a todos a la santidad. La santidad es posible y, porque Dios la quiere, seguramente ayudará a los que procuran llevar una vida santa.

 

Junto con su amiga espiritual, Santa Juana de Chantal (1572-1641), Francisco mostró cómo las personas en todos los estados de vida pueden crecer en santidad. Sus ideas llegaron a ser conocidas como la ESPIRITUALIDAD SALESIANA. Como otras escuelas de espiritualidad cristiana, la espiritualidad salesiana ayuda a los creyentes a desarrollar una relación más profunda con Dios por medio de Jesucristo. Sus características distintas surgen de los elementos particulares que ella enfatiza. Esa obra - no siendo de forma alguna la única que trata de la Espiritualidad Salesiana - destaca esos elementos principales. Esperamos que esta síntesis de la Espiritualidad Salesiana anime a los lectores a explorar su riqueza para sí.

 

Creados a imagen de Dios

 

Creados a imagen y semejanza de Dios, todos somos llamados a la misma finalidad: la unión con Dios. Reconociendo eso, tratamos a cada persona con respeto, hasta con reverencia. En medio de una sociedad violenta - revólveres y cuadrillas en las calles, abusos de mujeres y niños en los hogares, los pensamientos y palabras rabiosas que nos nacen en el corazón - la Espiritualidad Salesiana nos invita a la amabilidad.

 

Somos amables, primeramente hacia nosotros mismos. Francisco nos aconseja no alarmarnos  y desanimarnos por nuestras caídas, sino, por el contrario, a levantarnos después de ellas. El aconseja: "sé paciente con todo el mundo, sobre todo contigo mismo." La amabilidad hacia nosotros mismos conduce a la amabilidad hacia los demás. Aprendemos a abandonar actitudes de juez y volvernos más misericordiosos. El deseo de venganza o represalia - el origen de tanta violencia en el mundo - cede espacio al perdón. Nos volvemos hacedores de paz en el hogar y en la sociedad.

 

La Espiritualidad Salesiana reconoce que cada persona es única e irrepetible. Ya que cada uno tiene un carácter diferente y dones diversos, la santidad será diferente para cada uno de nosotros. ¿Cómo, entonces, me vuelvo santo? De manera muy simple, dice Francisco de Sales, al cumplir la voluntad de Dios. Él exhorta: "No desees ser sino lo que tú eres e intenta serlo a la perfección." Reconociendo que la voluntad de Dios es encontrada en nuestra vocación o estado de vida, la Espiritualidad Salesiana enfatiza la importancia del cumplimiento de los deberes comunes de nuestra vocación - un verdadero reto para los hombres y mujeres de hoy. Agobiados por las exigencias de la familia y de los negocios, acosados por problemas económicos, preocupados con el porvenir, podríamos sólo desear salir corriendo - imaginariamente, o de hecho. Tal vez pudiéramos encontrar a Dios en circunstancias menos desasosegadas!! Francisco, sin embargo, nos recuerda que Dios está cerca de nosotros en las ocupaciones de nuestra vocación. "No es la tranquilidad que trae a Dios cerca de nuestro corazón; más bien es la fidelidad de nuestro amor," dice él.

 

El cumplimiento de la voluntad de Dios reclama discernimiento continuo en espíritu de oración. En el pensamiento salesiano, el discernimiento implica un cierto equilibrio. Por un lado, necesitamos una determinada apertura o flexibilidad para responder cuando el Espíritu Santo nos llama a modos nuevos de pensar y actuar. Por otro lado, la perseverancia en la vocación de uno es esencial para el crecimiento espiritual. Francisco recuerda: "Así como un arbusto que es transplantado frecuentemente no puede echar raíces, y, consecuentemente no puede llegar a la madurez y producir el fruto deseado, así el alma que transplanta su corazón de un plan a otro plan no puede desarrollarse o crecer en perfección, ya que la perfección no consiste en comienzos sino en cumplimientos."

 

Todo por Amor

 

¡La Espiritualidad Salesiana nos desafía a volvernos santos! La Espiritualidad Salesiana es descrita muchas veces como una "espiritualidad del corazón", el corazón divino y el humano ocupados en amor apasionado de una a otro . Solo el amor motiva y sostiene nuestra búsqueda de santidad. "Todo por amor, nada a la fuerza," nos insta Francisco.

 

Pero el amor es un emprendimiento duro. Requiere sacrificio y desprendimiento. En una época que super-enfatiza la realización personal y auto-cumplimiento, la Espiritualidad Salesiana indica un rumbo distinto. Nos llama a la disciplina interior, a una práctica consistente de las "pequeñas virtudes": paciencia con padres ancianos o jóvenes rebeldes, amabilidad y humildad con los amigos y colaboradores, y sencillez en nuestro modo de vivir. En el silencio de nuestro corazón, aprendemos a entregarlo todo a Dios, a morir a nosotros mismos, a vivir totalmente para Jesús. La idea salesiana reconoce que el progreso espiritual aumenta lentamente y, frecuentemente, a costo de mucho. No obstante, también reconoce que, al volver nuestro corazón a Dios, al cumplir su voluntad, encontramos nuestra mayor felicidad y realización.

 

 El momento presente

 

Sólo disponemos del momento presente, el aquí y ahora, en lo que hemos de responder a Dios. Pero concentrarse en lo presente puede ser difícil. Podemos lamentar acciones del pasado, o atormentarnos sobre el futuro incierto. Hasta recuerdos positivos o sueños sobre tiempos felices venideros pueden distraernos de las oportunidades en lo presente. ¿Cómo Dios se me manifiesta en este instante? ¿Cómo puedo responder con una palabra o acción de amor? Si estamos indebidamente preocupados sea con el pasado, sea con el porvenir, tal vez nos escape cómo Dios nos está invitando a estar con Él, ahora mismo. En vez de esto, la Espiritualidad Salesiana  nos invita a confiar en la Providencia de Dios. O Dios nos protegerá de mala suerte, o nos dará la fuerza para sobrellevarla. Con confianza podemos "depositar nuestras preocupaciones en Dios, pues Él toma a su cuidado todo lo que abandonamos en sus manos".

 

Crecimiento Espiritual por Medio de Relaciones

 

La Espiritualidad Salesiana tiene mucho que ver con relaciones personales; ella es consciente de que el progreso espiritual surge en y por medio de relaciones. Dentro de la familia, por ejemplo, somos desafiados a crecer diariamente en las pequeñas virtudes. Al desempeñar tareas comunes - de limpiar, de cocinar, de ayudar en los deberes, planear un cumpleaños - con amor extraordinario, encontramos a Dios. Nos volvemos realmente como Jesús, si seguimos su ejemplo de servicio generoso.

 

La espiritualidad personal aumenta en la comunidad cristiana. Cuando nos encontramos para escuchar la Palabra de Dios y celebrar su presencia, somos estimulados por la fe y la entrega de los otros. Nos desafían a brindar nuestros dones a la comunidad y a ir más allá delas preocupaciones personales en pro del bien común.

 

Dentro de la comunidad pueden desarrollarse ciertas amistades espirituales. La Espiritualidad Salesiana aprecia tales amistades como un don de Dios. Enamorados ya con Dios, los amigos crecen en amor mutuo y expresan este amor en servicio generoso, y muchas veces creativo, a la comunidad - de hecho, al mundo. En su amistad duradera, San Francisco de Sales y Santa Juana nos dieron un modelo de verdadero amor fecundo que afectó la vida de innumerables personas. Los amigos espirituales nos retan y sostienen; evocan lo que hay de mejor en nosotros; nos muestran el rostro de Dios.

 

Optimismo Salesiano

 

Cuando el miedo y la duda nos agobian, la Espiritualidad Salesiana nos indica señales de esperanza - sí, hasta de alegría. Sin duda, el pecado y sus efectos terribles entraron en el mundo. Pero el pecado no tiene la palabra final. Dios dijo la palabra final en Jesús. Jesús nos ofrece la gracia para realizar nuestras potencialidades humanas; para volvernos amantes de Dios y del prójimo; para crecer en perfección; y volvernos santos! Por su confianza en la Providencia de Dios y sabiendo que Dios lo dirige todo hacia el bien, la Espiritualidad Salesiana irradia optimismo. Sea en medio de grandes pruebas, sea en grandes alegrías, nuestro corazón puede estar en paz, seguros en la certidumbre de que "el mismo Dios que toma cuidado de nosotros hoy, cuidará de nosotros mañana y siempre."

 

 

 

CÓMO EMPEZÓ TODO...

 

LOS OBLATOS DE SAN FRANCISCO DE SALES

 

Ella tenía 50 años; él, 26. Ella era una religiosa de clausura. Él, sacerdote diocesano. Ella ya tenía celebrado su  Jubileo de Plata. Él fue ordenado hacía sólo 3 años. Ella era la Madre María de Sales Chappuis de la Orden de la Visitación de Santa María. Él, Padre Luis Brisson, un sacerdote de la Diócesis de Troyes, en Francia.

 

Sería interesante conocer  los pensamientos que cruzaban la mente de ellos aquella mañana del día 11 de octubre de 1846, cuando Padre Brisson se presentó a la Madre María de Sales, la Superiora del monasterio de la Visitación en Troyes. Él era el capellán, recientemente nombrado para las monjas y las niñas del pequeño pensionato, ligado al monasterio.Lamentablemente, ninguno de los dos parece haberse tomado el tiempo para registrar sus pensamientos de aquel día. Mientras tanto, no hay duda de que, a partir de aquel momento, durante los 32 años siguientes hasta la muerte de ella a los 82 años, la vida de los dos iba a estar muy relacionada.

 

Si se tuviera que describir la relación de los dos en pocas palabras C por lo menos en el comienzo C se podría decir que era una relación de persistencia versus resistencia. Ella persistiendo, él resistiendo. No es que no la estimara muchísimo, una mujer de fe profundísima, una santa viviente. El problema era que ella tenía un sueño, una inspiración que cambiaría radicalmente la vida de él, y él no estaba dispuesto a cambiarla. El sueño de ella podría ser trazado hacia atrás casi 200 años hasta encontrar --  otro sacerdote y -- otra monja. El sacerdote era el Obispo San Francisco de Sales. La religiosa era Santa Juana Francisca de Chantal. Los dos fueron los fundadores de la Orden de la Visitación de la que la Madre María de Sales era  miembro. Aquellos también compartían un sueño, el de fundar un grupo de sacerdotes y hermanos. Después de la muerte de él en 1622, Santa Juana resolvió empezar un grupo así, una congregación masculina que llevaría adelante el trabajo de San Francisco de Sales. Trabajaba mucho para ejecutar esa visión de un grupo de hombres que, por encima de todo, serían formados en las enseñanzas de San Francisco de Sales. Los sueños de Santa Juana no habían de realizarse; quedó reservado para -- otros dos: el Padre Brisson y la Madre María de Sales.

 

Hay --  cantidad de pequeñas informaciones, una serie de diversos elementos que podrían ser recordados respecto a los años iniciales de los Oblatos, algunos muy capaces de entusiasmar, otros de constreñir. Es interesante mirar los primeros 5 miembros que se asociaron al Padre Brisson, componiendo la primera comunidad de los Oblatos: un teólogo que daba grandes esperanzas   y  un predicador encendido, un ermitaño retirado, y  un hombre enfermizo, ofrecido al Padre Brisson por el Obispo de Troyes, para que tuviera Aun sitio para morir@ y, finalmente, un joven enérgico, pronto para conquistar el mundo. Exteriormente tenían muy poco en común. Interiormente, lo tenían todo en común: el sueño, la inspiración, la visión de ellos. Y ese sueño, esa inspiración y esa visión han sido transmitidos durante más de un siglo a miles de hombres en Europa, África, América del Sur y del Norte, y Asia. Y aquel sueño, aquella inspiración y visión, encarnada cada vez en cada miembro nuevo de la comunidad, forma la historia continua de los Oblatos de San Francisco de Sales.

 

 

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LOS OBLATOS

DE SAN FRANCISCO DE SALES

 

Los Oblatos de San Francisco de Sales son un grupo de hombres, dedicados al espíritu de San Francisco de Sales. Éste era obispo el siglo 16 y quedó conocido por su espíritu optimista. Era un hombre en adelante de su tiempo, pues él escribía, predicaba y vivía un mensaje muy actual C o sea, que podemos vivir y experimentar lo sagrado, la presencia de Dios en este mundo. Él creía en lo  que es humano, concreto, común; podemos llevar una vida extraordinria. Francisco de Sales era un obispo gentil, un sacerdote amable, una persona que desafiaba las personas para ver y experimentar lo sagrado, lo extraordinario en sí mismas, en su familia, en sus amigos, en el trabajo y tiempo libre. Imagine, la presencia y el espíritu de Dios activos en la mañana, en la hora del cafecito con un amigo, durante un día atareado en la escuela o en otro trabajo, como también al descansar con la familia y amigos! Él creía que la vida está llena de oportunidades para descubrir y experimentar nuestra capacidad, como también de la família y de los amigos, de amar a Dios, mientras vivimos la vida!

 

Nosotros, Oblatos, juzgamos que el espíritu y el mensaje de S. Francisco de Sales es apropiado y importante para nuestro mundo de hoy. Pensamos que el siglo 21 necesita el espíritu y la enseñanza de San Francisco de Sales. Creemos que el mensaje del Evangelio y las enseñanzas de la Igreja Católica dan sentido y esperanza a todos los hombres y mujeres, por la luz del espíritu de San Francisco de Sales! Damos clase a nivel de secundaria y superior, atendemos recintos universitarios, trabajamos en parroquias y somos activos en las misiones en el exterior, somos capellanes hospitalares y militares y damos asistencia carcelaria, somos asistentes sociales y directores espirituales CC basta recordar-se de algún servicio y se encontrará a un Oblato que lo hace. Prestamos nuestro servicio en America del Norte (Estados Unidos, Canadá y México) y en America del Sur (Brasil, Uruguay y Ecuador), en Europa (Francia, Alemania, Austria, Suíza, Italia, Holanda), en Africa (Namibia, República de Africa del Sur, Benín) y Asia (India).

 

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HACERSE OBLATO

El Programa de Formación Salesiana

 

 

Nosotros, Oblatos de San Francisco de Sales, somos sacerdotes y hermanos, dedicados al espíritu  de San Francisco de Sales. Francisco era un hombre de finales del siglo  XVI y principios del XVII que escribía, predicaba y vivía un mensaje muy contemporáneo: ( podemos  vivir y experimentar la presencia de Dios en nuestra vida común de cada día!

 

Nosotros, Oblatos, creemos que el siglo veintiuno necesita el espíritu

y la enseñanza de San Francisco de Sales.

Queremos garantizar que su luz no quede en la oscuridad.

 

Para alcanzar este objetivo, nosotros, Oblatos de San Francisco de Sales, tenemos un Programa de Formación según Francisco de Sales particular. El objetivo fundamental y la finalidad esencial de ese Programa de Formación es ayudar, para que el candidato entienda y crezca en el amor a Dios y al prójimo, de manera que, como Oblato de San Francisco de Sales, pueda servir al Reino de Dios en la tierra. Nuestro Programa de Formación tiene como meta  la integración  y desarrollo de toda la persona. Los diversos componentes de ese desarrollo incluyen los aspectos humanos, personales, espirituales, religiosos, sociales, salesianos, apostólicos y académicos. Abajo se encuentra un breve esquema de este Programa de Formación.

 

La Fase de Aspirantes

 

Un Aspirante  relacionado con los Oblatos,  es un hombre de edad  escolar o posterior, que desea examinar su vida con referencia a la vida Oblata. Como Aspirante, él continúa su acostumbrado modo de vivir cristiano.  Además, mantiene una relación habitual con los Oblatos lo que le ayudará a descubrir si el Señor le está llamando o no, a ser un Sacerdote o Hermano Oblato. Normalmente, ese período coincide con el curso del secundario o universitario o durante la primera experiencia en el mundo del trabajo.

 

Postulantado

 


El nuevo miembro de la comunidad Oblata vivirá un determinado período como Postulante,  normalmente  durante  un año. Ese tiempo se reserva para que haga una conveniente  transición, de su manera de vivir a su nueva realidad, en una comunidad Oblata. El  postulante sigue su formación escolar formal u otra.

 

Noviciado

 

La Iglesia  requiere  para todos los religiosos  un Programa de Noviciado, de un año de duración. Durante éste, el Novicio  empieza a estudiar y apreciar las raíces salesianas y crece en la comprensión de la vida Oblata y Espiritualidad Salesiana. Ese año de tranquila reflexión es la preparación a la profesión de los votos de pobreza, castidad y obediencia que hará del Novicio un Oblato profeso de San Francisco de Sales. Después del Programa de Noviciado, anualmente se renuevan los votos, hasta completar por lo menos cuatro años antes de los votos perpetuos.

 

Aprendizaje Apostólico

 

Los Oblatos son una comunidad apostólica, llamada a servir a las necesidades de la Iglesia. Por ello, una parte esencial de nuestra formación  se encuentra en el  área del servicio al Pueblo de Dios. Durante este período, el Oblato dedica su tiempo integral al  ministerio, bajo la responsabilidad de otro Oblato.

 

Formación Teológica Continua

 

Un principio fundamental de la Espiritualidad Salesiana es que el crecimiento es un proceso que dura toda la vida. Para eso, siempre  se necesitan nuevos desafíos y oportunidades. Los Oblatos de San Francisco de Sales creemos que la formación  no es asunto sólo de los miembros jóvenes. Esperamos que todos sigamos creciendo, tanto individual como comunitariamente, en preparación a la vida compartida en el Reino.  Te invitamos a acompañarnos, creciendo unidos rumbo a todo lo que Dios ha planeado.

 

Para más información sobre Francisco de Sales o los Oblatos de San Francisco de Sales, por favor, entra en contacto con el sacerdote más próximo de tu casa:

 

 

 

 


Región Suramericana

 

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Hermanos

Los Hermanos continúan su formación  y práctica profesionales como también su formación  teológica como parte de su preparación a los votos perpetuos. Se traza  un programa de estudios para cada Hermano para posibilitarle combinar sus dones y talentos personales con las necesidades de los ministerios y las de la comunidad Oblata.

 

Escolásticos

Los escolásticos (candidatos al sacerdocio)

 

completan un programa de formación  académica, profesional y  pastoral, elaborado para preparlos al ministerio específico de diácono y sacerdote. Ese programa termina generalmente con la colación  de grado profesional, la profesión perpetua, ordenación de diácono y, finalmente, la ordenación de sacerdote. Además de los estudios  teológicos, muchos escolásticos procuran la formación profesional en otras áreas de estudio.


 

 

 

 

EL PROGRAMA ESCOLAR

DE FRANCISCO DE SALES

PARA ASPIRANTES

 

Los Oblatos de San Francisco de Sales son una comunidad religiosa de sacerdotes y hermanos que siguen el espíritu del obispo y santo de Ginebra que vivió el siglo XVII. Francisco de Sales creía en la bondad intrínseca de cada persona y en el llamado único de cada individuo a hacer de este mundo un lugar más santo, al descubrir quiénes somos -- nuestras buenas cualidades y talentos, nuestras debilidades y conquistas -- para serlo bien. Francisco vio que los acontecimientos comunes y corrientes y las relaciones personales de la vida cotidiana tienen una gran importancia, cuando son encarados con mucho amor. Su consigna: AJesús viva@ es también su desafío, dirigido a nosotros para que hagamos a Nuestro Señor más evidente en nuestro mundo, por la manera cómo vivimos.

 

Los Oblatos buscan seguir el espíritu de Francisco de Sales por el modo de vivir y trabajar juntos. Son profesores, administradores, pastores, son capellanes hospitalarios, militares y carcelarios, asistentes sociales, consejeros y misioneros. Nuestras comunidades se encuentran en América del Sur y del Norte, en Canadá. Además en Europa, África y Asia.

 

Un Aspirante es un joven joven de diecisiete a veinte años aproximadamente que está interesado en la vida de Oblato. Él tiene un modo de vivir plenamente cristiano. Como estudiante frecuenta el colegio de su opción personal o trabaja en el ramo de su preferencia. Socialmente, tiene sus amigos y continúa desarrollando buenas amistades que lo apóyan. También mantiene contacto con los Oblatos durante esos años por medio de un Oblato que busca ayudarlo a discernir, si Nuestro Señor lo está llamando o no a ser un Oblato de San Francisco de Sales. Ese discernimiento se realiza a través de contactos habituales, visitas ocasionales y un retiro anual. Se espera que, al final del programa (de no más de cuatro años), el Aspirante sea capaz de hacer una opción clara en cuanto a su rumbo de vida.

 

Los Oblatos invitan a considerar el Programa de Aspirantes. Ayúdanos, para que AJesús viva@ en la manera confidente y alegre como tú pasas por los acontecimientos de cada día.

 

 

 

Se desea más información sobre la manera de realizarte como Aspirante,

por favor, entre en contacto con:

 


 

 


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Orientador Vocacional

Parroquia Niño Jesús

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